sábado, 19 de marzo de 2011

Cuando uno se acostumbra a ya no respirar oxígeno

Al “anónimo”

Acabo de venir del colegio. Me siento fascinado, algo drogado, sumamente feliz y quizá un tanto preocupado. Hoy, sábado 19 de marzo, a las tres y media de la tarde, acabó mi segunda semana en mi ya no tan nuevo centro de estudios. Tengo tantas ideas en la mente que me abstraen a desenvolver con cuidado cuál será mi verdadero papel en este planetoide, al que he llegado (un poco tarde pues la hora de entrada es a las 7:30 y yo me paso varios minutos, ¡la culpa es de la combi!) repentinamente.
Estudié en un lugar “diferente”, eso puede explicar algunas cosas. No es que sea “sofisticado”, como comentaron en el anterior post, ni que me crea el “inteligente”, sino que mi idiosincrasia ha sido formada con otras pautas y reglas un tanto distintos al de los que hace unas cuantas horas me acompañaban bien sentados, escuchando a medias una clase extensa y somnolienta. Eso, por consiguiente, hace que me impresione de algunas libertades que observo en mi entorno, pues yo no las tuve, créanme, no las tuve. Tampoco piensen que me escandalizo con estas cosas, no soy tan santo, pero sí me zumba un buen rato el cerebro al intentar entender esas maneras de comportamiento estudiantil. Si tendría que sincerarme, diría que descubrí que no solo era un sapo de estanque, sino también una polilla de biblioteca.
Lo explico mejor:
En mi antiguo colegio siempre trabajé en base a normas morales o reglamentos estrictos a seguir; en especial, los paradigmas sobresalían y el altísimo, casi divino, respeto a los profesores pesaba en las almas, y nota conductual, de cada alumno. ¡Qué se podía tutear a un trabajador!, por lo menos no delante de él, y los que lo permitían eran muy escasos. ¡Qué se podía ridiculizar al alumno como castigo! ¡Qué se podía silbar en los salones! ¡Qué se podía vociferar lisuras! ¡Qué chica iba a tener la falda por encima de las rodillas! ¡Qué se podía usar la camisa afuera del pantalón! ¡No! ¡No! Todo era muy controlado y la Dirección tenía que enterarse hasta de las nuevas parejitas que se habían formado en el salón. En cambio, de donde acabo de venir se le da más libertad al estudiante, este tiene más autonomía para comportarse como mejor le parezca (y si falla… mejor no cuento, se pueden traumar… no, bromeo, no es tanto así) y los profesores, por lo menos en la academia de verano, son más desinhibidos, tienen una relación más jovial con su público. Eso me gusta, será porque recién experimento la otra cara de la pedagogía, esa forma de enseñar que parecía rezagarse a los colegios nacionales o “liberales-modernos”. Me gusta también ya que, si bien es cierto es algo nuevo para mí, siempre soñé con tener esto: un lazo menos duro entre alumno y maestro. Hace que la información que ellos nos proporcionan sea más asimilable y que no los veamos como monstruos idolatrados, sino como potenciales amigos. Eso es agradable, pero si se pasa de la famosa “raya”, todo se convierte en un revoltijo de carne con madera, en un verdadero caos y el equilibrio de la confidencia se corrompe, dando paso a las llamadas de atención, a las extremas sanciones o a la mirada despiadadamente seria de los profesores, que ahora tienen más cuidado con lo que dicen y hacen.
Aún no logro acostumbrarme del todo a esta cárcel (creo que cualquier tipo de encierro, a pesar de su propósito, aunque sea por unas horas, me convierte en un preso). Pareciera como si me faltara algo, tal vez es el pasado que recién se desprende paulatinamente. Esto me desconcentra, olvido mis libros, mis tareas o hago preguntas estúpidas como ¿hoy habrá práctica?, cuando bien sé que todos los días hay. Creo que me ha dado una especie de soroche. Me siento adormilado y excitado a la vez. Nacientes sensaciones se enfrentan en mis entrañas como dos luchadores de box; no, no son las hormonas, sino los nervios de cometer errores crasos que me pongan en evidencia tempranamente. No me estoy escondiendo, solo estoy reservando lo mejor de mí para los siguientes meses. Siempre soy así, lo primero que muestro es mi rostro serio e intelectual. Muy pocos logran desentrañar fácilmente mi otro matiz, para eso necesito estar en confianza, y aún me considero un extraño.
Pensándolo mejor, en mi anterior colegio tampoco dejé de ser un extraño. Cuando paseaba por los pasadizos intuía que algo no encajaba, que estaba de pasadita y que en algún momento tenía que partir. Cuando fue así, recién me sentí más parte, más hincha. Es natural, debe serlo, porque de lo contrario iré el lunes al psicólogo.
***
Una muchachita traviesa y muy feliz se me viene a la mente de improviso, ella usa un bastón de mando con el que pone orden a los indisciplinados, y me hace recordar que en este colegio los policías escolares son parte esencial del sistema. Sus integrantes se toman muy enserio su función, lo cumplen bajo códigos de honor y casi, casi, son el verdadero engranaje direccional de la escuela. Eso es nuevo también para mí, pues comúnmente conocí a policías escolares que eran elegidos siguiendo patrones distintos, diría un tanto menos responsables, menos serios.
He descubierto a compañeros muy interesantes. A primera vista las muchachas despeinadas y con la falda por encima de las rodillas me impactaron o los muchachos con el polo fuera del pantalón, todos “relajados”, y hasta un hálito de desaprobación pasó por mis ojos. Pero luego entendí mejor la situación (los conocí más a fondo) y aprendí a no juzgar a la gente por su apariencia. Aprendí a reconocer ese sello especial que tiene mi nueva promoción: su alegría, parte de la libertad que les inculcaron de pequeños, y sus reglas, a la que yo tengo que acostumbrarme y formar parte. Me siento cómodo compartiendo esa libertad, esas fuerzas y ganas que tienen, ese lazo de amistad entre todos, ese compañerismo que tal vez en mi antiguo salón no estuvo interiorizado y se dejó extrañar, esas ganas de soñar con viajes a Brasil o Miami, de estudiar por costumbre y ya no por obligación, de reír fuerte y sin control, disfrutando a mil la etapa escolar, enseñándome a disfrutarla a su manera también, a abrir la mente a mundos distintos, a acostumbrarme no solo a respirar oxígeno, sino también juventud.
A pesar de todo, este planetoide, con mucha juventud en vez de oxígeno, me empieza a encantar.
***
PS: Mi estimado anónimo, aún sabiendo quién eres, hoy no te negué un lápiz, un borrador, un tajador, ni un saludo, ni una sonrisa. Espero que te haya gustado este nuevo post, y que sepas que si tengo que volver a ayudarte, lo haré mil y un veces. No te preocupes, no le diré a nadie de tu enigmática identidad. Suerte.

12 comentarios:

Carolina M. dijo...

¡Hola! Me olvide decirte que... ¡Bienvenido a 5to San Marcos!

Juan Diego Delgado Chávez dijo...

Gracias!!! Carolina. Me anima lo que dices, te espero el otro sábado por aquí. Nos vemos el lunes.

Kael Jurado dijo...

Lindo blog Juan Diego suerte en todo, amigo anonimo dices ;),pd: me caes muy bien :)

Juan Diego Delgado Chávez dijo...

jajaja, qué gracioso Kael! Tú también me caes bien! Gracias por visitar el blog.

Omar Breña dijo...

bla broer! q tal.. men me cae xvre broer.. creo q te acoplaras muy rapido al 5º San Marcos!! =)

Juan Diego Delgado Chávez dijo...

Gracias Omarxitu! Poco a poco me voy acoplando, sí, será un largo camino! Ten una buena semana, te espero el otro sábado. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Me volvió a gustar mucho!. Al leer tu post se me vienen a la mente muchísimos recuerdos!, realmente tenemos historias muuuy parecidas!, yo venía de un colegio parroquial lleno de reglas y esas cosas. El primer día en mi nuevo colegio quise salir corriendoo!. Jajaja. Pero después vives cosas sorprendentes!.
Escribes realmente bieen!. Te visito el prox. fin de semana, de TODAS maneras!.
Un abrazo, y buenas vibras para tu semana. Siempre para adelante!, y una cosas más; recuerda que si la gente critica, es que porque en el fondo, te admira y quisiera ser como TÚ! y dales las gracias: tienes más seguidores! jaja. :)
Atte: Renée Lellouche (rene-cita, en el antiguo post).

Jerson Brenner dijo...

Broer buen blog! Recien entro... tenia demaziada curiosidad xq pta me habian dicho q habias escrito algunas cosillas x ahi q a algunos no le gustaron mucho pero bueno suerte en todo..estoy seguro q te acoplaras al salon tbn estuve asi cuando entre al cole jajaja pero como q yo me acople en 2 dias creo =)TODOS SON BUENOS BROERS ASI Q FRESH! CUIDATE

Brenner

Heinkel dijo...

Tanto tiempo esperando para decir est, muy buen post compañero, y por cierto, queria corregir algo de algunos ANONIMOS: No debn hablar por todos al decir: TE ESTAS GANANDO EL ODIO DE TODOS LOS COMPAÑEROS, y en vez de evidiar algo escrito inocentemente sin tener ganas de ofender a alguien, podrian pensar en que lo que escribe este muchacho revela la crudeza de nuestro colegio, y mira que lo primero en notar fueron ajos y cebollas, asi que los que deberian retractarse sn uds. Muy buen post amio, sigue asi y encerio llegaras a los premios nobel. Salu2

jazminn encizo :D dijo...

O.o azuu tienez mucho futuuro con todo lo que ezcribez zigue azii amikoo lindo blog ¡¡¡ zuerte :D

Anónimo dijo...

me alegra que te sientas bien en tu nuevo colegio. tal vez "nosotros" no pudimos darte eso.no pudimos hacerte sentir parte de nosotros,pero estoy tan feliz de que tu estes feliz. Realmente extraño muchas cosas de ti ,espero que volvamoa a hablar.

Ryan C. dijo...

Jajaj escribes demasiado bien para tu edad ademas tus historias tiene algo k no se, te dejan kon ganas de leer mas sigue asi